La historia de MAX QUAKE y el trucaje de los cuentakilometros LEEDLO (20min)


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Sacado de MBfaq y del blogspot que ha creado el afectado:

http://max-quake.blogspotcom/

Falta el desenlace que en principio publicará hoy en su blog.

"Por favor, leedlo entero que nos conviene a todos por si un dia caemos en la tentacion o nos ocurre a nosotros.

Es un post sacado de un foro vecino, el de Audi.

No tiene desperdicio.

Bueno amigos del foro ASI y conductores en general, lo he decidido: Voy a escribir mi primera novela y va a ser de terror. En otro post de este foro ya he puesto un primer hipotético capítulo y tras meditarlo varios días me he preguntado:

¿Qué razón hay para que yo no escriba una mini-novela completa para uso y disfrute de los colegas del foro ASI y para que tomen buena nota todos los afectados por la tremenda y reiterada estafa que los compraventa de este país, España, llevan a cabo cada vez que traen un coche de Alemania por cuatro duros y le manipulan el cuentakilómetros para venderlo más fácilmente y mucho más caro y por tanto engañando, estafando y, como no, robando miles de euros al pobre ciudadano de a pié que está enamorado de los coches de la marca Audi pero su situación económica le impide poder comprar el coche de sus sueños “nuevecito”?

La respuesta es obvia: NINGUNA.

Así pues os pongo el INDICE de mi primera novela:

- Prólogo del Autor.

- Capítulo 1. La gran revelación.

- Capítulo 2. Reunión familiar.

- Capítulo 3. Nervios en un Servicio Oficial Audi.

- Capítulo 4. ¿Qué hacemos con VAESA?

- Capítulo 5. “EL BUROFAX PERFECTO”

- Capítulo 6. ¡Confiesa ladrón!

- Capítulo 7. Chantaje legal.

- Capítulo 8. Sensación de poder.

- Resumen y conclusiones del Autor.

DEDICATORIA:

A todos los ciudadanos afectados por esta tremenda, consabida y reiterada estafa.

AGRADECIMIENTOS:

A mi compraventa y por supuesto a VAESA, sin los cuales nunca hubiera conocido lo podrido que está el mundo de la venta de coches de segunda mano en España y nunca hubiera podido comprobar en persona la absoluta indiferencia que la empresa que representa en España a la marca automovilística de nuestros sueños tiene hacia todos nosotros, los estafados. A ambos, mis más sinceras GRACIAS.

Max Quake

PD: ¡Casi me olvido! Como podéis suponer, esta novela está basada en hechos reales

Los Hermanos Quake. Capítulo 1. LA GRAN REVELACION.

Era tarde y ya oscurecía en el horizonte. Tiny Quake se hallaba dentro de un taxi camino a casa absorto en cómo solucionar el problema de la venta de su piso. Estaba pasando una mala racha en el trabajo con las continuas discusiones que cada dos por tres tenía con su jefe, un bigotudo rechoncho que se creía el amo del mundo desde que fue ascendido a jefe de sección dos meses atrás. Fue justo cuando contemplaba a una joven que estaba de espaldas mirando un escaparate de ZARA cuando sonó su teléfono móvil.

– ¿Señor Quake? –preguntó una voz al otro lado del teléfono.

– Yo mismo, diga –contestó Tiny mirando la hora en su flamante Tag Heuer pues no esperaba ninguna llamada tan tarde.

– Hola, soy Jack, el mecánico del taller Audi donde ha dejado su A4 para que averigüemos la razón del extraño soplido que hace su coche al acelerar.

– Sí, dígame, ¿Ya sabe qué es?

– Sí. El tubo flexible de la admisión del turbo está rajado y debe cambiarse urgentemente. Además hemos observado que los discos delanteros están muy deteriorados y deberían cambiarse también. Por último, también sería conveniente cambiar el compresor del aire acondicionado pues seguramente el próximo verano se acabará de agrietar y se quedará Usted sin aire acondicionado y varios días sin coche para reparar esta avería.

Tiny guardó silencio durante dos segundos.

– ¿Cuánto cuesta todo esto? –preguntó algo alterado.

– Verá, yo soy mecánico y no sé los precios exactos pero cuente que como mínimo 1.200 Euros.

Nadie pudo verlo pero Tiny abrió los ojos como platos y se puso tenso de golpe.

– ¿Cómo dice Usted? 1.200 Euros en reparar un Audi A4 de tres años y con 75.000 kilómetros. ¿Pero qué clase de coches fabrica Audi?

Jack tragó saliva y midió sus palabras. Llevaba dos años trabajando en el taller oficial Audi de su ciudad y en ese tiempo había dado esa misma mala noticia muchas veces y cada vez suponía un duro golpe para el propietario del coche que había dejado en el taller para ser reparado.

– Verá Sr. Quake. He visto que su matrícula era muy reciente pero su A4 es el modelo anterior así que he supuesto que era de importación, seguramente de Alemania. Por ello y viendo las reparaciones que se debían efectuar en su coche he consultado la base de datos ELSA para comprobar si el número de bastidor de su coche aparecía en la base de datos de reparaciones. Lo cierto es que aparece y según dicha base de datos su coche pasó la última revisión en un taller oficial Audi muy probablemente Alemán el pasado 15 de mayo. En esa última revisión el coche ya tenía 193.000 kilómetros.

– ¿Qué? –gritó Tiny por el micrófono del móvil agarrándolo con todas sus fuerzas.– ¿Pero de qué narices me está Usted hablando? Yo compré este coche a un compraventa de mi ciudad hace 4 meses y el coche tenía sólo 69.000 kilómetros! ¿Cómo me dice Usted ahora que mi coche algunos meses antes tenía “ciento-y-pico-mil” kilómetros más?

– Verá, Sr. Quake. Preferiría que viniese Usted al taller para que mi jefe le explique en persona el problema del kilometraje de su coche. –Jack sabía que al día siguiente se presentaría Tiny a pedir aclaraciones y, como venía siendo habitual últimamente, se montaría un buen número en el taller por culpa de la manipulación del cuentakilómetros de los coches Alemanes de Importación.

– Así lo haré, y mañana mismo a primera hora, no lo dude. ¿A que hora abren Ustedes el taller?

– Puede venir cuando Usted prefiera entre las 8:30 y las 13:30.

– Una última pregunta: Si realmente mi coche tiene casi 200.000 kilómetros como Usted afirma, ¿Es ese el motivo de que me tenga que gastar ahora 1.200 Euros en reparaciones?

– Sin lugar a dudas Sr. Quake. Audi fabrica muy buenos coches pero no irrompibles. Un Audi con 200.000 kilómetros ya suele achacar problemas de edad y suelen empezar a dar problemas, no de motor pero sí del resto de componentes mecánicos que lleva su coche. Por cierto Sr. Quake, según el Historial de Reparaciones a su coche todavía no se le ha cambiado por segunda vez la correa de distribución y debería cambiarla si no quiere arriesgarse a romper medio motor.

– Lo que me faltaba! –espetó Tiny sin darse cuenta que el taxi hacía rato que estaba parado frente a su casa y el taxista escuchando con interés la conversación.– ¿Cuánto cuesta eso de cambiar la correa de las narices?

– Verá, estoy seguro que le harán un precio especial pero como mínimo serán otros 700 Euros.

Tiny estaba totalmente encendido. No sabía si mandar a freír espárragos al mecánico o colgar directamente el teléfono. Por suerte los años habían moldeado su mal genio y pudo conservar la calma para pronunciar siete palabras:

– Gracias por llamar. Mañana hablaremos. Buenas noches.

Tiny colgó el móvil, pagó al taxista y subió hasta su piso localizado en la 8ª planta de un moderno edificio de viviendas donde ser el propietario de un piso de 2 habitaciones y 50 metros cuadrados te aseguraba pagar hipoteca hasta tu jubilación.

En casa no había nadie. Su mujer se hallaba de viaje en Oviedo en una convención de cosmética donde ella representaba a la empresa para la que trabajaba. Se estiró en el sofá, cogió el mando del televisor y puso las noticias. En el televisor estaban dando la noticia de un terremoto en las Islas Fidji que por suerte no se había cobrado víctimas. Tiny entreabrió los ojos y se dijo a si mismo:

“En esa isla el terremoto no se ha cobrado ninguna vida pero en España un Quake se va a cargar a alguien.”

Continuará…

Hola a todos!!!

Siendo hoy el día de Navidad me he sentido con la obligación de regalaros un nuevo capítulo de mi novela. Había pensado en poneros el siguiente capítulo, el 2, pero, a pesar de ser un capítulo muy interesante, no está a la altura de lo que cualquier persona espera de Papá Noel el día de Navidad. Así pues, y aún no siguiendo el orden de los capítulos, aquí tenéis mi regalo de Navidad. Espero que desfrutéis leyéndolo tanto como yo he disfrutado escribiéndolo.

Publicado

Los Hermanos Quake. CAPITULO 6.

¡CONFIESA LADRON!

Eran las once de la mañana de un frío mes de Noviembre. Half Quake se encontraba sentado al volante de su coche. A su lado le acompañaba Tiny, su hermano pequeño. Max, el mayor de los tres hermanos, no había podido ir con ellos pues una reunión se lo había impedido. No obstante, los dos hermanos de Max sabían lo que tenían que hacer y lo iban a hacer pues la noche anterior lo habían planeado entre los tres mientras cenaban en casa de Max.

Half encontró aparcamiento a escasos 30 metros del local donde cuatro meses antes Tiny había comprado un Audi A4 AVANT de Importación. Ambos salieron del coche y se colocaron justo enfrente del local del compraventa pero al otro lado de la calle. Una vez estuvieron preparados Half dijo:

– ¡Suerte y al toro, hermanito!

Tiny esbozó una sonrisa y mirando a su hermano le contestó:

– ¡Y tú que lo veas desde aquí!

Acto seguido Tiny cruzó la calle y se dirigió directamente a la entrada del local del compraventa. Abrió la puerta y buscó con la mirada a Swindler hallándolo sentado tras una de las dos mesas que habían a un lado del local. Se acercó y dijo:

– Hola Swindler.

– Buenos días Sr. Quake, ¿Cómo Usted por aquí? ¿Va todo bien? –preguntó Swindler levantándose de la silla y alargando la mano para saludar a Tiny.

– Verás, he venido porque tengo un problema con el Audi A4 que me vendiste hace cuatro meses.

– ¿Un problema? ¿Qué problema? –preguntó Swindler.

– Mira, he llevado el coche a un taller mecánico para que mirasen un extraño soplido que hace el motor cuando doy gas. Un mecánico puso el coche sobre unas plataformas y lo levantó. Cuando vio el coche por debajo me dijo que los bajos del coche están que dan pena y me preguntó cuántos kilómetros tenía el coche y si era de importación. Le contesté a sus preguntas y me aseguró que mi coche tenía muchos más kilómetros de los que yo decía y que seguramente el cuentakilómetros estaba trucado, ¿Sabes algo de todo esto? –acabó preguntando Tiny.

Swindler se había enfrentado varias veces a esa misma pregunta durante los tres años que llevaba vendiendo coches y sabía lo que tenía que hacer y que contestar:

– No, yo no se nada. Ese mecánico se habrá confundido porque en Alemania nieva mucho y la sal que tiran en las carreteras hace que enseguida los coches parezcan mucho más viejos si se miran por debajo.

– O sea, que tú me aseguras que el coche que me vendiste en Julio tenía los 69.000 kilómetros que tú dices y que nadie ha cambiado el cuentakilómetros, ¿No?

– Pues claro. No se preocupe que el soplido que hace su coche debe ser algún manguito del motor que se tiene que ajustar y ya está.

– Pues lo siento pero estás equivocado porque el soplido del motor es por culpa del tubo de admisión que está rajado y además el mecánico me ha dicho que este problema es imposible que ocurra en un coche que tiene sólo 75.000 kilómetros.

– Bueno, eso nunca se sabe, cada coche es diferente y todo el mundo sabe que las piezas mecánicas pueden estropearse en cualquier momento –respondió Swindler algo nervioso.

– Vamos a ver. El mecánico me ha asegurado que ese tubo lo ha cambiado varias veces a coches que llevan el mismo motor que el mío y nunca lo ha hecho en un coche que tuviera menos de 120.000 kilómetros así que te lo voy a preguntar por segunda vez, ¿Alguien ha manipulado el cuentakilómetros del coche que me vendiste?

Swindler ya se mostraba visiblemente inquieto y empezaba a agitar las manos.

– Le estoy diciendo que yo no se nada del cuentakilómetros de su coche y que yo lo compré en Alemania con los kilómetros con los que se lo vendí a Usted. A mi nunca ningún cliente se me ha quejado de esto ni he tenido problemas de este tipo con nadie.

– Pues creo que ahora sí vas a tener un problema con alguien porque anteayer llevé el coche al Servicio Oficial Audi que está al principio de la calle y según ellos mi coche estuvo en un Taller Oficial Audi de Alemania el pasado 15 de Mayo y entonces ya tenía 193.000 kilómetros así que o tú me estás mintiendo o a ti te engañaron cuando compraste mi coche en Alemania –dijo Tiny mirando fijamente a los ojos de Swindler.

– Bueno… No sé… Quizás los del Taller de Audi se han equivocado y te han dado los datos de otro coche.

– Swindler –dijo Tiny con tranquilidad–, los del Taller de Audi no se han equivocado porque yo estaba delante y lo hemos comprobado tres veces. Mi coche tenía 193.000 kilómetros el pasado mes de Mayo, o sea, dos meses antes de que tú me lo vendieses y quiero saber quién le ha quitado más de 120.000 kilómetros al cuentakilómetros de mi coche.

– Yo le aseguro que no he sido y la única explicación es que me lo vendieron en Alemania con los kilómetros ya trucados.

– Vamos a ver si nos aclaramos –dijo Tiny–. Tú compraste mi coche en Alemania, ¿verdad?

– Claro –contestó escuetamente Swindler.

– Y como es lógico antes de que te entregaran el coche firmaste un contrato de compraventa, ¿verdad?

– Si, claro.

– Y ese contrato de compraventa escrito en alemán demuestra que tú compraste el coche y que no es robado, ¿verdad?

– ¡Pues claro! –contestó Swindler separando las manos en signo de obviedad.

– Verás, me he estado informando y en todos los contratos de compraventa que se hacen en Alemania siempre se pone la cantidad de kilómetros que tenía el coche en el momento de venderse para evitar problemas en el futuro pues en Alemania manipular el cuentakilómetros de un coche es cárcel. Por tanto estoy seguro que como ardes en deseos de demostrarme que no me has estafado y que el coche que me vendiste no es robado me vas a enseñar ahora mismo ese contrato de compraventa escrito en alemán donde aparece tu nombre, el nombre del concesionario o empresa donde compraste el coche, el número de bastidor de mi coche, la fecha de compra, el precio que pagaste y por supuesto la cantidad de kilómetros que tenía el coche cuando lo compraste en Alemania.

Swindler se quedó mudo de golpe. Llevaba tres años vendiendo coches de importación y nunca nadie le había puesto en un aprieto como este. Como Swindler no decía nada Tiny añadió:

– Bueno, ¿Me vas a contestar o no?

Swindler finalmente reaccionó.

– Ese contrato no hace falta que se lo enseñe porque está en alemán y no entendería nada de lo que pone. Le repito que no sé nada de los kilómetros y si quiere ya llamaré mañana a Alemania para preguntar si alguien sabe qué ha pasado con los kilómetros de su coche.

Tiny se quedó pensativo recordando lo que la noche anterior su hermano Max había predicho que pasaría e increíblemente la conversación se estaba desarrollando según los planes. Así pues, Tiny dio el siguiente paso.

– Verás, da la casualidad que tengo un primo que desde pequeño ha estudiado el idioma Alemán y sin problemas me dirá lo que pone en ese contrato escrito en alemán que tú tienes aunque ahora que pienso… no debe ser tan difícil encontrar la casilla donde pone el número de kilómetros de un coche en un documento de compraventa escrito en alemán, ¿verdad?

Swindler ya estaba de los nervios y contestó lo único que podía contestar.

– Ese contrato es un documento privado y no tengo porqué enseñárselo a Usted ni a nadie y si me disculpa tengo que realizar unas gestiones así que le agradecería que se marchase.

– ¿Perdón? ¿Me estás diciendo que dentro de esos archivadores que hay detrás tuyo hay un documento que demuestra que mi coche no es robado y que demuestra que tú no me has estafado y aún así te niegas a enseñármelo? –Antes de que contestase Swindler, Tiny cogió aire y continuó diciendo:

– Mira Swindler, te voy a poner las cosas muy claras. Si no me enseñas ahora mismo ese contrato de compraventa escrito en alemán voy a dar por sentado que has sido tú quien ha cambiado el cuentakilómetros de mi coche antes de vendérmelo así que voy a conseguir un certificado de kilometraje real que demuestre que como mínimo has incumplido nuestro contrato de compraventa. No se si además podré demostrar que me has estafado pues para ello tú me tendrías que entregar el contrato que te estoy pidiendo o yo conseguir la otra copia que está en algún lugar de Alemania pero que sepas que esto se va a poner feísimo, ¿Te ha quedado claro? Así que… ¿Me enseñas ahora mismo ese contrato escrito en alemán que demuestra que no me has estafado o prefieres que me vaya ahora mismo y le de trabajo al hermano de mi suegro que es abogado?

Swindler se quería fundir. La mente se le había quedado en blanco. Por más que buscaba la frase idónea para calmar a Tiny no la encontraba. Antes de que Swindler contestase se le adelantó Tiny diciendo:

– Mira, yo solo quiero saber la verdad. Me han dicho que muchos de vosotros os dedicáis a manipular el cuentakilómetros de los coches para sacar una buena tajada y estoy seguro que también lo has hecho tú con el mío. No obstante, estoy dispuesto a llegar a un acuerdo para que no tengamos que llegar a los tribunales y acaben cerrándote el negocio. ¿Te interesa?

A Swindler finalmente le pareció ver la luz al final del túnel y contestó:

– ¿Qué quieres?

– Mira, el trato es el siguiente: Como soy un tío muy orgulloso quiero que reconozcas que tú manipulaste el cuentakilómetros de mi coche antes de vendérmelo y que me devuelvas los 24.000 Euros que te pagué hace cuatro meses por el coche. Yo te entrego el coche mañana mismo en perfectas condiciones y evitamos una sangría innecesaria. Si no aceptas este trato créeme que me voy a pasar los próximos meses recopilando pruebas contra ti y hablando mal de tu negocio en los foros de Internet. Dentro de medio año mi abogado te denunciará por incumplimiento de contrato y dentro de dos años un juez te declarará culpable y te obligará a devolverme los 24.000 Euros y a pagar las costas de mi abogado porque perderás el juicio. Como es lógico a mí me obligarán a devolverte el coche pero como comprenderás ya no estará en el estado de conservación que está en este momento.

A Swindler el cerebro le iba a mil por hora. Tiny magistralmente y antes de que Swindler abriese la boca finalizó diciendo:

– Vamos a hace una cosa. Salgo fuera a fumarme un cigarrillo y así te doy tiempo para pensar lo que más te conviene. Luego entro y me dices qué quieres que hagamos, ¿OK?

Sin dar tiempo a que Swindler dijese nada Tiny dio media vuelta y salió del local. Se encendió un cigarrillo y mirando a su hermano Half que estaba al otro lado de la calle le guiñó el ojo indicando que todo iba según lo previsto. Half vio el guiño de su hermano y sonrió. Una vez acabado el cigarrillo Tiny volvió a entrar al local. Swindler se hallaba de nuevo sentado en la silla mirando cómo se acercaba Tiny hasta la mesa. Tiny le preguntó:

– Bueno, ¿Qué hacemos?

– Está bien. Venga Usted mañana con el coche y tendrá un talón por valor de 24.000 Euros.

– Perfecto, pero antes de cerrar el trato quiero oír de tu boca la verdad sobre los 120.000 kilómetros que le faltan a mi coche. Sino, no hay trato.

– ¿Qué quieres que te diga? ¿Que fui yo quien hizo quitar los kilómetros de tu coche para poder venderlo a mejor precio? Pues sí, fui yo, ¿Cómo quieres que me gane la vida sino?

– Ese no es mi problema pero de todas formas gracias por decirme la verdad. Una última cosa: Además de los 24.000 Euros quiero otros 3.000 Euros en concepto de daños y perjuicios.

– ¡¿Qué?! –gritó Swindler–. ¡Confórmate con que te devuelva los 24.000 Euros y con que hayas disfrutado gratis del coche durante 4 meses!

– Verás Swindler. Tú me has estafado igual que debes estar estafando con casi todos tus clientes. No encuentro justo que cuando uno de tus clientes se entera que su coche tiene muchísimos más kilómetros de los que tú le aseguraste que tenía al vendérselo, en el mejor de los casos y después de verte acorralado, le devuelvas el dinero y aquí no ha pasado nada.

Swindler explotó:

– ¡Mira! ¡No me toques los huevos! ¡Te he dicho que vengas mañana con el coche y yo te devolveré tu dinero!

Tiny no dijo nada. Se quedó mirando fijamente a Swindler y espero cinco interminables segundos para finalmente decir:

– Tranquilo, vendré mañana, pero no vendré con mi coche. Vendré con mis dos hermanos y con un portátil a finalizar el acuerdo. Buenos días.

Tiny esbozó una enorme sonrisa y dio media vuelta. Salió del local y se dirigió hacia el lugar donde estaba su hermano Half. Antes de llegar sacó su teléfono móvil con grabador de MP3 integrado y pulsó la tecla “STOP”. Una vez estuvo frente a su hermano le dijo:

– ¡Joder! ¡Cómo se ha puesto el tío!

– Ya lo he visto, ¿Cómo ha ido todo? –preguntó Half.

– Exactamente como había predicho Max. ¡Ha sido increíble! ¡Parecía que Swindler estuviera leyendo unas notas escritas por nuestro hermano!. Y tú, ¿Te ha temblado el pulso?

– Qué va. Estas cámaras digitales con zoom de veinte aumentos y estabilizador de imagen integrado son fabulosas para filmar una pelea de hipopótamos a lo lejos o a un estafador confesando sus fechorías. Por cierto, ¿Ha cantado?

Tiny volvió a sonreír y le respondió:

– ¿Sabes los tres tenores en una velada memorable de ópera? Pues más.

– Fenomenal –dijo Half–. Ahora sólo falta que Max utilice su ordenador portátil para combinar lo que he filmado yo con lo que has grabado tú y presentarnos mañana con el portátil para enseñarle a Swindler el mejor video que haya visto en su puñetera vida.

Ambos se dirigieron hacia el coche de Half y entraron. Mientras Half introducía las llaves en el contacto Tiny cogió el móvil y llamó a Max. Sabía que estaba en una reunión pero se moría de ganas de contarle cómo había ido todo.

– Dime Tiny –contestó Max al otro lado de la línea telefónica.

– ¡Max! ¡Eres un puñetero crack! Cuando llegues a casa ves calentando el portátil que tenemos una cinta de video y una grabación de audio que vas a flipar, ¿Quedamos los tres en tu casa a las ocho de la noche antes de cenar?

– Perfecto. A las ocho en mi casa –respondió Max colgando el móvil acto seguido.

Cuando el coche ya arrancaba Tiny se giró hacia su hermano y le preguntó:

– ¿Oye Half? ¿No crees que nos hemos pasado?

– Mira Tiny: Dicen que quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón. A Swindler no le vamos a robar, simplemente le vamos a sugerir que nos devuelva lo que pagaste por tu coche más el beneficio extra que obtuvo estafándote que como vimos ayer en Internet mientras estábamos en casa de Max, es de como mínimo 6.000 Euros. ¿No es eso ser justo?

Tiny no le respondió. Se limitó a mirar al frente y a pensar de qué forma se podría erradicar de este país el cachondeo de los compraventa que manipulan los cuentakilómetros de los coches que venden para ganar una burrada de dinero adicional a costa de estafar a sus clientes y encima entregándoles coches con un aspecto exterior de “jovencito” pero con un estado mecánico real equiparable al de la salud media de cualquier anciano de 70 años. ¿Tal vez publicando su propia experiencia en Internet? Era una posibilidad.

Continuará…

Publicado

Hola colegas, vuelvo a ser yo, Max.

Qué… ¿Os ha gustado? ¿Se os ha hecho pesado de leer? ¿Es demasiado largo? ¿Demasiado corto? ¿Queréis que le eche más madera a los siguientes capítulos o así os está bien?

Espero vuestras críticas tanto positivas como negativas.

Por cierto… ¡¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!!

Max Quake

Los Hermanos Quake. Capítulo 7.

CHANTAJE LEGAL

Max estaba sentado frente la mesa que había en una de las habitaciones de su casa. A ambos lados estaban sus dos hermanos observando atentamente el resultado final del montaje de video y audio que Max había realizado en tan sólo 25 minutos utilizando su ordenador portátil. El programa de edición de video mostró un mensaje informativo en cuanto acabó de grabar el DVD que contenía los ocho minutos de película. Max hizo “clic” sobre el botón “Aceptar” y extrajo el DVD del compartimiento del portátil. Los tres se quedaron mirando el disco como si de un diamante de 24 quilates se tratase. Max lo cogió entre sus dedos y dirigiéndose a sus hermanos propuso:

- ¿Queréis ver esto en un televisor TFT de 42 pulgadas?

Half y Tiny no contestaron. En cambio, se pusieron de pie inmediatamente y salieron pitando hacia el comedor. Max se levantó de la silla y los siguió. Una vez en el comedor, encendió el televisor, introdujo el DVD en el lector y antes de pulsar “PLAY” en el mando a distancia gritó:

- ¡Grace! ¡Ven a ver la que han liado tus cuñados esta mañana!

Grace salió de la cocina y se dirigió al comedor. Su marido y sus dos cuñados estaban sentados uno al lado del otro en el sofá de tres plazas así que Grace se limitó a colocarse de pie tras ellos. Max y Grace mantuvieron silencio durante los ocho minutos que duró la grabación. En cambio, durante esos mismos ocho minutos tanto Half como Tiny dijeron cosas del estilo: ¡Toma ya! ¡Cómete esa! ¡Vaya careto que hace! ¡Confiesa ladrón!. Una vez hubo acabado la película Max dijo:

- Joooooooder, ¡Vaya confesión!

Los tres hermanos se pusieron de pie y se sonrieron entre ellos. Antes de empezar a “comentar la jugada” oyeron como Grace decía:

- Ese tío ya puede empezar a buscarse otro trabajo.

Los tres hermanos se giraron para mirar a Grace que ya se había dado la vuelta. Antes de empezar a caminar hacia la cocina dijo en voz alta:

- Os dejo para que disfrutéis de la victoria. Yo tengo que acabar de hacer la cena.

Las siguientes dos horas fueron macabros planes para destruir, aniquilar, humillar, demoler y arrasar a Swindler como si de una película de Arnold Schwarzenegger se tratase. Finalmente “bajaron a la tierra” y acordaron que lo mejor sería ir al día siguiente al local de Swindler para enseñarle el video y pedirle los 24.000 Euros que Tiny había pagado por el coche más otros 6.000 Euros que entre los tres habían calculado como la cantidad aproximada que como mínimo Swindler se había llevado de más engañando a Tiny con el tema del kilometraje.

Eran las diez y media de la noche cuando Half y Tiny se despidieron de su hermano y de su cuñada no sin antes agradecerles el haberles invitado a cenar en su casa. En cuanto Max cerró la puerta de su casa volvió a la habitación donde tenía el despacho para acabar de ajustar el brillo y el contraste de la imagen así como el volumen de la conversación para intentar dejar un resultado final lo mejor posible. Fue justo en el momento en que se veía a Tiny tirar el cigarrillo al suelo cuando Max observó algo que ni él ni sus hermanos habían visto en el televisor de 42 pulgadas del comedor. Avanzó fotograma a fotograma hasta tener una visión limpia del frontal de uno de los coches que Swindler tenía expuestos justo a la entrada de su local. A Max ni siquiera le hizo falta utilizar la herramienta de zoom del programa de edición para darse cuenta de que la matrícula del coche que aparecía en la pantalla del portátil no era la típica matrícula con fondo de color rojo que llevan normalmente los coches de importación. La matrícula era española y a juzgar por las tres letras que se veían en la imagen ese coche se acababa de matricular en España. Max se fijó más detenidamente en ese coche. Era un Audi A3 o un A4 de color oscuro. No sabía si era azul oscuro, verde oscuro o simplemente negro. Lo que sí se veía claramente era que el frontal no correspondía al del modelo actual sino al del modelo de hacía dos años. Estaba claro, Swindler tenía en el aparador de su local un coche de importación recién matriculado en España muy probablemente listo para ser entregado a su nuevo propietario.

Max sólo tardó diez segundos en pensar y rediseñar un nuevo plan para Swindler: Lo que tenía que ser una reunión donde se intentaría llegar a un acuerdo amistoso con Swindler, Max lo iba a convertir en un auténtico chantaje pero para ello necesitaba tiempo; varios días; tal vez algunas semanas. Tenía que cancelar la visita que estaba prevista para el día siguiente pero no quería dar falsas esperanzas ni pistas a sus hermanos de lo que acababa de pasar por su perversa mente. Max cogió el teléfono y llamó al móvil de Half quien al ver que era su hermano el que llamaba descolgó y contesto diciendo:

- Qué pasa Max, ¿Ya nos echas de menos?

- Menos cachondeo. Una cosa, ¿Ya estáis en el coche?

- Sí, ¿por qué? –preguntó Half mientras ponía primera al ver que se había puesto en verde un semáforo.

- Pon el manos libres del coche –solicitó Max.

Half le hizo caso y contestó:

- Ya está.

Finalmente Max dijo a ambos:

- Escuchad. He estado pensando y seguramente mañana Swindler nos estará esperando con algún gorila amigo suyo por si acaso. También me gustaría enseñar el video a algún abogado y pedir su opinión no sea que nos metamos en algún marrón. Además quiero averiguar algunas cosas más utilizando Internet, ¿Qué os parece si dejamos la visita a Swindler para dentro de unos días y así de paso lo ponemos un poco nervioso?

Half fue quien contestó primero:

- Por mí ningún problema.

No obstante, Tiny sí tenía algo que objetar:

- ¿Y qué hago yo con mi coche? ¡Lo tengo en el taller!

Max le respondió rápidamente:

- Llama mañana al taller y diles que te arreglen lo mínimo imprescindible para que puedas sacar el coche del taller y circular durante unos días con el coche hasta que se lo devolvamos a Swindler y no te preocupes por la pasta porque ese chorizo también te va a devolver lo que pagues por esta reparación.

- De acuerdo. Buenas noches Max.

- Buenas noches hermanitos –contestó Max antes de colgar el teléfono.

Max tenía un arduo trabajo por delante. Un trabajo cuyo resultado final podía significar la victoria de la inteligencia y de la justicia ante las fechorías que un ladrón había cometido al robarle miles de euros a su hermano pequeño. Y claro, Max quería mucho a su hermano Half pero Tiny era el pequeño de la familia. Se llevaban casi diez años entre ellos y Max siempre había estado a su lado para ayudarle en todo lo que había podido. Esta vez no sólo iba a ayudar a Tiny con el problema de su coche; esta vez iba a dar un verdadero escarmiento a alguien que por codicia propia había robado el equivalente a lo que Tiny podía conseguir ahorrar trabajando durante un año y medio. Ese tío iba a conocer lo que Max Quake podía llegar a maquinar para dar una auténtica lección a alguien que había osado estafar a su hermano pequeño. Ese sería su primordial y secreto objetivo durante las próximas semanas: Pensar, diseñar, planificar y finalmente, ejecutar su venganza

LOS HERMANOS QUAKE. CAPÍTULO 7 (PARTE 2)

CHANTAJE LEGAL

El reloj digital del magnífico Audi A6 que Half Quake tenía desde hacía ya dos años marcaba las 18:37 del día 21 de diciembre de 2006. Dentro del coche viajaban cinco personas. Como era lógico Half se hallaba al volante. A su derecha estaba sentada la única persona a la que Half hubiera dejado probar su coche si se lo hubiese pedido, su hermano mayor Max. Detrás estaban cómodamente sentados Tiny, Greko y Zasman. Estos dos últimos eran participantes del mejor foro de habla castellana que había en Internet para los apasionados de la marca automovilística Audi. El foro se llamaba “Audisport Ibérica” y era conocido cariñosamente por todos con la abreviatura “ASI”. Una semana atrás a Max se le ocurrió la idea de ir a “La Negociación” con dos personas totalmente ajenas a los tres hermanos y tras barajar diferentes opciones consideró que lo mejor era invitar a dos de los más asiduos participantes del foro “ASI” pues ellos no tendrían ni amistad demostrable ni parentesco de ningún tipo con los tres hermanos Quake. Esas dos personas, y sólo en caso necesario, podrían servir de testimonios válidos en cualquier posible futuro juicio contra Swindler.

Half dio la segunda vuelta a la manzana y siguió sin encontrar sitio para aparcar. Dentro del coche reinaba un absoluto silencio. No obstante, todos habían recibido instrucciones de lo que debían hacer en cuanto entrasen al local de Swindler.

Half por fin encontró aparcamiento y con sólo tres movimientos de volante metió los casi cinco metros de coche en un espacio que no debía hacer más de siete metros. Los cinco hombres salieron del coche y se dirigieron calle arriba. Mientras caminaban, y para resumir el plan, Max dijo a sus hermanos:

- Vosotros dos le enseñáis el video y le soltáis la parrafada. Como os dije ayer, yo me quedaré a un lado escuchando y sin intervenir porque como esté a menos de 2 metros de Swindler me lo como vivo.

Luego dirigiéndose a Greko y Zasman les dijo:

- Vosotros lo único que tenéis que hacer es poneros cada uno a un lado de Tiny y Half y abrir bien las orejas. No quiero que digáis absolutamente nada. Sólo tenéis que escuchar lo que diga Swindler y mis hermanos, ¿Entendido? -ambos contestaron afirmativamente.

Los cinco caminaron hacia la entrada del local, abrieron la puerta y se dirigieron hacia la mesa donde Swindler estaba sentado de espaldas a la puerta. Al parecer estaba buscando algo en unos archivadores.

- Buenas tardes –dijo Tiny escuetamente.

Swindler dio media vuelta y se quedó mirando a los cuatro hombres que estaban de pie al otro lado de la mesa. A tres de ellos no los conocía. Al cuarto sí, era Tiny Quake. Giró la cabeza hacia la izquierda y vio como un quinto hombre se acercaba a un precioso Mercedes-Benz de color negro que estaba expuesto en el local, se daba la vuelta, dejaba un maletín de cuero en el suelo y entrecruzando los brazos y las piernas se apoyaba suavemente sobre el capó del coche. Swindler volvió a mirar a los cuatro hombres que tenía enfrente y respondió:

- Hola.

Primero empezó hablando Half:

- Hola. Me llamo Half Quake. A mi hermano Tiny ya lo conoces. El que está ahí sentado es nuestro hermano mayor Max que prefiere observar las cosas desde lejos. Estas otras dos personas son Greko y Zasman, los dos tienen un Audi.

Swindler volvió a mirar las caras de todos y finalmente preguntó:

- ¿Qué queréis?

Half contestó de inmediato:

- Verás, hemos venido a enseñarte un video y a intentar llegar a un acuerdo con el cual nosotros salgamos ganando y tú perdiendo lo mínimo.

- ¿De qué video me estás hablando? –preguntó Swindler.

- Un video en el que tú eres el protagonista. Un video que si lo llevamos a la Policía será como condenar tu negocio de por vida.

Swindler no contestó. Se limitó a observar como Tiny dejaba suavemente un ordenador portátil sobre la mesa, abría la tapa, apretaba un botón, esperaba diez segundos y finalmente volvía a apretar otro botón del ordenador. Luego vio como Tiny le daba la vuelta al portátil para encararlo hacia él y escuchó como Half decía:

- Mira y calla. Sólo dura ocho minutos.

Swindler se acercó a la pantalla del portátil y vio como en el video aparecía una persona entrando en su local. Swindler se mantuvo en silencio mientras observaba el video y escuchaba la conversación que salía de los altavoces del portátil hasta que vio como en el video se veía a Tiny salir de su local para fumar un cigarrillo. En ese momento gritó:

- ¡¿Pero qué mierda es esto?!

Por suerte, un mes y pico atrás, Max tuvo la idea de eliminar del video los cuatro minutos durante los cuales sólo se veía a Tiny fuera del local fumando un cigarrillo y por ello Half replicó de inmediato:

- Tranquilo que continúa enseguida.

Y así fue. En el video se veía a Tiny encender un cigarrillo y tras un salto de imagen se veía como Tiny tiraba ese cigarrillo al suelo y volvía a entrar al local para seguir la conversación.

Swindler se mantuvo callado hasta que finalizó el video. Luego se levantó de la silla y dirigiéndose a los cuatro hombres que estaban enfrente dijo:

- ¿Me estáis haciendo chantaje? ¿Es eso no? ¡Estáis como cabras! ¿Pero qué narices os habéis creído?

Todos se mantuvieron en silencio hasta que finalmente Tiny dijo:

- Mira Swindler: Por mi coche te pagué 24.000 Euros. Hemos estado mirando en Internet lo que cuesta comprar en Alemania y traer a España un coche como el mío que tenga unos 200.000 kilómetros recorridos. Hemos visto varios coches con estas características y en ningún caso cuesta más de 18.000 Euros comprarlo, traerlo y pagar todos los impuestos en España. Esto quiere decir que con mi coche ganaste como mínimo 6.000 Euros y estamos seguros que esta cifra es más o menos la que debes ganar por cada coche que vendes con el cuentakilómetros trucado. El trato que te proponemos es el siguiente: Yo te devuelvo el coche y tú me das los 24.000 Euros que te pagué más otros 6.000 Euros para que pueda comprarme un Audi A4 nacional que tenga los kilómetros que tú me asegurabas que tenía el mío cuando me lo vendiste. Yo salgo contento y tú sólo pierdes el beneficio que hubieras obtenido con otro coche. A cambio yo me olvido del video y cada uno sigue su camino. ¿Qué dices?

Swindler estaba reflexionando. No era un mal acuerdo pues ese video demostraba que había estafado a uno de sus clientes y no estaba seguro de qué pasaría si ese video lo veía la Policía. Sabía que ese video no podía utilizarse como prueba en un juicio pero nadie impedía que la Policía se presentase un buen día a bombardearle a preguntas o a pedirle fotocopias de contratos de compraventa muy comprometedores. No obstante, no quería mostrar flaqueza y acabó contestando:

- Déjame unos días para pensármelo.

Half de inmediato replicó:

- Verás, tienes que decidirte ya. Queremos una respuesta ahora y no dentro de unos días. O aceptas el trato o no lo aceptas. Si aceptas el trato vendremos dentro de siete días con el coche y tú nos entregarás un cheque por valor de 30.000 Euros. Luego pondremos el coche a tu nombre. ¿Qué contestas?

Swindler utilizando un tono más agresivo y mirando a Half contestó:

- He dicho que me lo quiero pensar. Llamadme la semana que viene y os digo algo.

Half giró la cabeza hacia la derecha y miró a su hermano Max que seguía apoyado en el Mercedes-Benz de color negro. Max le devolvió la mirada a su hermano y ladeando la cabeza en dirección a la puerta de salida dio a entender a Half que la negociación se había terminado y que podían marcharse todos. Half volvió a mirar a Swindler y le dijo:

- Está bien, te llamaremos dentro de siete días para que nos des una contestación definitiva.

Swindler no le contestó, simplemente se limitó a entrecruzar los brazos y observar como Tiny cerraba la pantalla del portátil y se lo ponía bajo el brazo. Los cuatro hombres dieron media vuelta y sin mediar palabra empezaron a caminar hacia la puerta de salida.

Fue justo en ese momento cuando Max se incorporó, cogió con la mano izquierda el maletín de cuero que había dejado en el suelo minutos antes y en vez de seguir al grupo se dirigió hacia la mesa donde aún estaba Swindler de pie. Había llegado el momento. Era ese el preciso y justo momento que Max había estado esperando durante las últimas cinco semanas. Un mes y pico de ardua investigación, consultas a abogados y meditación extrema, casi enfermiza. Y todo ello a escondidas de sus dos hermanos pues Max temía que si les contaba la venganza que había planeado para Swindler no serían capaces de aguantar tanta presión y maldad en su interior.

Max se situó frente la mesa y mientras alargaba la mano hacia el compraventa le dijo:

- Hola Swindler, soy Max Quake, el hermano mayor de Tiny.

Swindler no le contestó pero respondió con el mismo gesto. En cuanto las dos manos estuvieron unidas Max apretó lo justo para evitar que la otra mano pudiera escapar fácilmente y dijo:

- Acaba de producirse un cambio radical de planes y no te equivoques; si te estoy estrechando la mano no es porque quiera ser educado con alguien que le ha robado 6.000 Euros a mi hermano pequeño; si lo hago es porque quiero que se te quede grabado en el cerebro la sensación que se tiene al dar la mano al hijo puta que va a hacerte la vida imposible durante los próximos cinco años como no atiendas a mis peticiones.

Swindler se quedó de piedra. Tiny y Half que ya estaban a cinco metros de la espalda de Max se dieron la vuelta y se quedaron con la boca abierta mirando al cogote de Max. Greko y Zasman no daban crédito a lo que sus cerebros se empeñaban en confirmar como la interpretación de lo que sus oídos acababan de escuchar. Max mantuvo la mirada fija en los ojos del compraventa. Swindler se fijó en Max: Era un chico rubio de media altura y ojos azules. Tenía una mirada penetrante. Le recordaba a algún actor que había visto en una película de video que había alquilado unos días atrás. Por fin recordó a quién se parecía la persona a la que estaba estrechando la mano y el nombre de la película: Era el actor Brad Pitt en “¿Conoces a Joe Black?”. Swindler recordó el argumento de la película y tragó saliva. Finalmente, y tras un lapso de tiempo que para todos pareció interminable, Swindler reaccionó y retiró la mano con fuerza.

Max estaba listo. Lo tenía todo previsto, calculado y memorizado. Todas las neuronas de su cerebro se habían alineado como si de un tremendo ejército de la edad media se tratase cuando se alineaba en el campo de batalla justo antes de iniciar una brutal pelea contra el enemigo que se hallaba un kilómetro enfrente. En esta ocasión el enemigo estaba mucho más cerca, a sólo un metro de distancia. Max estaba a punto de convertir los doce minutos siguientes de la vida de Swindler en algo que ese miserable ladrón recordaría durante el resto de sus días.

Continuará...

(Muy pronto, en este mismo mensaje pero más abajo... Más Quake... Mucho más Quake. Quien avisa no es traidor.)

Publicado

Consejo a todos los “Swindlers” de España que estén siguiendo mi novela:

"Si no tenéis Valium a mano salid cagando leches hacia la farmacia más cercana."

¡Let’s Quake!

Max Quake

Apreciado lector de la novela “Los Hermanos Quake”:

Soy Max Quake, el autor.

Hoy es 31 de diciembre. Hoy es el último día del año 2006. Hoy es el día en que se completará mi transformación. Hoy será el último día que me veréis como Dr. Jekyll para pasar a verme a partir de mañana como Mr. Hyde.

Hoy es el día que le puse como fecha límite a mi compraventa español para intentar solucionar por las buenas el problema de kilometraje que tiene el Audi de importación que me vendió hace más de un año. Un compraventa que tiene en su poder más de 6.000 Euros que no le pertenecen. Un compraventa que no ha sabido interpretar los múltiples y variados avisos que le he estado dando durante los últimos meses. Un compraventa que va a hacerse famoso. Un compraventa que va a comprobar como soluciono yo las cosas a las malas.

Algunos de vosotros me tacharéis de cruel, otros de perturbado mental e incluso otros pensaréis que soy un puto genio. Alguno de vosotros me propondrá escribir un libro o incluso que lleve mi caso a la gran pantalla siendo yo el guionista de una película cuyo titulo podría ser: ¿Conoces a Max Quake?

A todos vosotros os digo que se me han inflado los huevos y no sabéis de qué manera.

Cuando leáis la continuación de mi novela muchos de vosotros creeréis que estoy zumbado perdido. A casi todos os sorprenderá el realismo que imprimo a las situaciones que ocurren en esta novela de ficción y aún más considerando, y os lo juro, que es mi primera novela.

No obstante, algunos de vosotros, los más “avispados” veréis que no estoy loco. Veréis que he trazado un maquiavélico plan con un sólo objetivo: Abrir una gigantesca caja de Pandora y enseñaros lo que hay dentro. Seréis vosotros los que tengáis que decidir si queréis que la vuelva a cerrar o no.

Yo conduzco un Audi. Un Audi que tiene 100.000 kilómetros más de los que marca el cuentakilómetros. Tengo amigos que llevan BMW y algún conocido que conduce un Mercedes-Benz y sí, es cierto, ya me hubiera gustado pero hace un año no pude permitirme comprar un Audi nuevo y ASI evitar que me engañasen como a un tonto. Pero este tonto se ha transformado en listo. En un listo muy cabroncete.

Tal vez mi novela no os sugiera nada o simplemente prefiráis quedaros con los brazos cruzados pero pensad por un momento como os sentiréis cuando dentro de unas semanas, unos meses o dentro de un par de años os enteréis que a un amigo vuestro o a un familiar cercano le ha pasado lo mismo que a mí y que a miles de conductores españoles que por nuestra buena fe nos dejamos engañar por una pandilla de ladrones y encima vemos como la Policía no hace casi nada para remediarlo y como VAESA hace oídos sordos y no quiere implicarse en este asunto. Y os lo prometo, si os quedáis con los brazos cruzados tarde o temprado os va a acabar pasando a vosotros o a algún conocido vuestro.

Mi mujer me llama “El Robin Hood de los estafados”, yo prefiero que me llaméis…

Max Quake

LOS HERMANOS QUAKE. CAPÍTULO 7 (PARTE 3)

CHANTAJE LEGAL

Fue una de las cien mil millones de neuronas que Max tenía en su cerebro la que dio el primer paso. Acto seguido la siguieron el resto a galope tendido, casi como una colosal estampida de neuronas dirigiéndose ferozmente hacia su oponente. Todas ellas se habían preparado concienzudamente durante cinco largas semanas para ese preciso momento y ninguna de ellas iba a decepcionar a su creador. Max empezó diciendo:

- Oye Swindler, ¿Tú tienes la conciencia tranquila?, ¿Estás orgulloso de lo que le has hecho a Tiny?, ¿Si lo que tú les estás haciendo a tus clientes se lo hiciese alguien a tu hermana lo aprobarías?, Me refiero a que algún individuo engañase a tu hermana para poder robarle 6.000 Euros.

Swindler no le contestó. Max continuó diciendo:

- Te voy a poner un ejemplo. Supongamos que tu hermana va a una joyería y se compra un collar de diamantes por valor de 7.000 Euros. Luego, al cabo de cuatro meses, se le rompe el cierre del collar y va a otra joyería a que se lo arreglen. El joyero la llama al día siguiente y le dice que ese collar no es de diamantes sino de circonitas y que no vale más de 1.000 Euros. Conociéndote como te conozco seguramente irías en persona a ver al primer joyero para felicitarlo por habérsela metido a tu hermana hasta el fondo y sin enterarse, ¿No es cierto?

Swindler siguió sin contestar. Max continuó diciendo:

- Mira Swindler, te voy a explicar con pelos y señales cómo veo yo esta situación y mientras lo hago te agradecería que te mantuvieses callado. Soy consciente que te va a resultar muy duro oír lo que te voy a decir y seguramente querrás callarme pero espero que si en tu interior existe un mínimo de educación sabrás cerrar la boca hasta que yo acabe de hablar.

Swindler no dijo nada pero hizo un casi imperceptible movimiento de cabeza que todos interpretaron como un “de acuerdo”. Max continuó:

- Vamos a ver. Mis hermanos te acaban de ofrecer un trato que ni en el mejor de tus sueños podrías esperar teniendo en cuenta que tienen un video que demuestra que estás estafando a tus clientes. Obviamente ese video nunca lo presentaremos como prueba en un juicio dado que las grabaciones no autorizadas no se admiten como prueba por haberse conseguido sin autorización y por vulnerar derechos constitucionales. No obstante ese video se lo podemos enseñar a quien nos de la gana como por ejemplo a cualquier cliente que salga de tu local después de interesarse por uno de tus coches.

Swindler fue a decir algo pero Max lo paró poniendo el dedo índice de su mano derecha delante de la boca. Luego continuó diciendo:

- Recapitulemos. Mis hermanos te han ofrecido devolverte el coche y que tú a cambio les des sólo 30.000 Euros. ¿Cuánto pierdes con esta operación? Ya te contesto yo: Sólo 8.000 Euros si dentro de pocas semanas vuelves a vender el coche de mi hermano por 22.000 Euros a algún pobre desgraciado. Pero claro, como estás acostumbrado a que cuando le robas a alguien 6.000 Euros nunca le devuelves más de la mitad de esa cantidad te fastidia tener que devolver más dinero del que has estafado, ¿No es eso? Pues mira, ahora mismo te voy a explicar por qué la has pifiado no aceptando de inmediato el trato que te ofrecían mis hermanos.

Swindler tenía los ojos como platos. Greko, Zasman y los dos hermanos de Max se habían acercado lentamente hasta situarse justo a la espalda de Max que continuó diciendo:

- En primer lugar está el tema legal, ¿Tú sabes cómo castiga la legislación Española el delito de estafa?

Swindler no contestó así que Max continuó diciendo:

- Con penas de hasta ocho años de cárcel; pero claro, tú lo tienes todo muy bien estudiado y sabes que para que nosotros podamos demostrar que has estafado a mi hermano necesitamos demostrar que tú sabías que el coche que le estabas vendiendo tenía más kilómetros de los reales y que aún así se lo vendiste a un precio mucho más elevado para enriquecerte a costa de engañarlo. Esa es la única razón por la cual hace un mes no quisiste enseñarle a Tiny el contrato de compraventa escrito en alemán donde seguro que aparecen reflejados los 200.000 kilómetros con los que compraste ese coche.

Swindler seguía mudo. Max continuó diciendo:

- Y claro, si cualquiera de tus clientes te exije ver ese contrato escrito en alemán tú nunca se lo enseñas porque no sólo se te caería la cara de vergüenza sino que además le estarías mostrando la prueba que le permitiría denunciarte por estafa. Mira, yo no se como va a acabar el asunto de mi hermano contigo pero te aseguro que como me toques mucho las narices voy a ir al banco a sacar 5.000 Euros que entregaré en concepto de provisión de fondos al mejor bufet de abogados que exista en Alemania para que remuevan cielo y tierra hasta que encuentren el puñetero concesionario alemán donde tú compraste el coche de mi hermano. Después pediré que se realice una traducción legal al castellano de la otra copia del contrato que está en ese concesionario y donde seguro aparece tu nombre y tu firma y una vez tenga en mi poder esa traducción legal y ya en castellano me voy a ir con mi abogado directamente al juzgado para denunciarte por estafa y créeme amigo, dentro de dos años cuando un juez te declare culpable de estafa te preguntarás por que no me hiciste caso el día que me conociste.

Swindler no sólo estaba mudo, ahora también estaba pálido. Max continuó diciendo:

- Es más, aunque nosotros no tuviésemos ese video o incluso aunque no hubieses confesado a Tiny que tú sabías lo de la manipulación del cuentakilómetros también tendías un buen problema con la justicia pues te podríamos denunciar por delito de encubrimiento o de receptación.

Swindler cerró ligeramente los ojos y frunció el ceño. Max interpretó que Swindler no sabía qué era eso del encubrimiento o la receptación y por tanto le dijo:

- Veo que no tienes ni idea de lo que te estoy hablando. Te lo voy a resumir en una frase: Si un compraventa en España, y ante un más que probable delito de manipulación del cuentakilómetros de algún coche que haya vendido, se niega a decirle a un juez el nombre del concesionario alemán donde ha comprado ese coche o se niega a entregarle a un juez el original del contrato escrito en alemán que demuestra esa transacción comercial entonces ese compraventa podría ser acusado de cometer delito de encubrimiento o delito de receptación y según la gravedad del caso ese compraventa podría acabar entre rejas. Es más, aunque el compraventa alegase que ha perdido ese contrato escrito en alemán o que se lo robaron o que se quemó en un incendio o lo que le diese la gana el juez no se lo creería y le pediría cada puñetero papel que tuviese el compraventa en su local para poder echarle un vistazo. ¿Lo has entendido o quieres que te lo repita más poco a poco?

Tiny, Half, Greko y Zasman continuaban de pie tras la espalda de Max. Los cuatro tenían la boca abierta y se limitaban a mover los ojos una y otra vez desde el cogote de Max hasta la cara de espanto de Swindler y de ahí de nuevo al cogote de Max. Tiny y Half no entendían lo que estaba sucediendo pues Max les había dicho que no quería intervenir en la negociación. Evidentemente les había mentido. Lo que no sabían era por que razón. Max continuó diciendo:

- Verás: Mi hermano pequeño te compró un Audi A4 porque es el coche de sus sueños y sus sueños tú los has convertido en pesadillas. Y créeme, no me cabrea que ganes 6.000 Euros por cada coche que vendas en este local siempre y cuando el coche que vendas no tenga el cuentakilómetros trucado. Por mí como si ganas 15.000 Euros con cada coche. Lo que me cabrea de verdad es que los ganes engañando a tus clientes haciéndoles creer que están comprando un coche de fabuloso cuando en realidad les estás vendiendo una auténtica porquería.

Max se quedó mirando a Swindler como retándolo a que se atreviese a contestarle. Swindler hizo lo mejor que podía hacer, callarse. Max continuó:

- Y no creas que no sé como trabajáis los vendedores de coches de importación aquí en España. Me he pasado las últimas semanas leyendo otros casos de trucaje de cuentakilómetros de coches y según parece a todos vosotros os debió parir la misma burra porque hacéis todos exactamente lo mismo: Localizáis un coche en Alemania que esté en buen estado pero cargado de kilómetros, lo compráis por cuatro duros y os lo traéis a España, hacéis que alguien manipule el cuentakilómetros para dejarlo en menos de 80.000 kilómetros y luego esperáis a que algún pobre desgraciado con ganas de comprarse un buen coche Alemán y a buen precio pique en vuestro anzuelo al creer que le estáis vendiendo la oportunidad de su vida. Luego, si el propietario del coche se entera del chanchullo del cuentakilómetros y os pide explicaciones primero os hacéis el loco y finalmente, si no queda más remedio, le ofrecéis entre 1.500 y 3.000 Euros para que se quede con el coche y con la boca cerrada. Pues amigo, mi hermano creía que estaba comprándote un coche que tenía 70.000 kilómetros cuando en realidad tenía 200.000 y ni por todo el oro del mundo pienses que nos vamos a quedar con ese coche. A otros les taparás la boca con unos pocos miles de Euros para que se queden con el coche y así tú no tener que comerte un marrón. Nosotros te vamos a devolver el coche aunque sea estrellándolo contra el aparador de tu local.

Max había reflexionado mucho durante las semanas anteriores y no entendía por que había clientes que ante esta situación se dejaban sobornar por el compraventa aceptando unos pocos miles de Euros para que se quedasen con el coche; un coche que no era el que realmente creían haber comprado; un coche que con la cantidad de kilómetros reales que tenía seguramente se convertiría en un pozo sin fondo de dinero gastado en costosas reparaciones mecánicas durante los siguientes años; un coche que si por cualquier motivo se lo querían vender al cabo de uno, dos o tres años tendían un verdadero problema porque, o tendrían que engañar ellos mismos al futuro comprador ocultando el problema del kilometraje y arriesgarse a que si el nuevo propietario se enteraba les denunciase por estafa, o tendrían que dar al cliente interesado en su coche unas comprometidas explicaciones y esperar que el cliente no saliese corriendo para no mezclarse con temas tan peliagudos.

Max, después de mucho meditar en su casa, estaba convencido que lo mejor que podía hacer cualquier persona que descubría que el cuentakilómetros de su coche había sido manipulado era ir primero al compraventa a exigirle la devolución inmediata del importe pagado por el coche y si el compraventa se negaba entonces conseguir un certificado de kilómetros reales del coche y luego contratar a un abogado para denunciar al compraventa por negarse a realizar la resolución del contrato ante un flagrante incumplimiento del mismo. Al fin y al cabo la nueva Ley de Garantías en la Venta de Bienes de Consumo que estaba vigente en España desde el 2003 ponía las cosas mucho más fáciles en los casos de disconformidad entre cliente y vendedor. Si el cliente denunciaba por lo civil al compraventa ya sería la justicia la que al cabo de uno o dos años obligaría al vendedor a devolverle al cliente el importe pagado por el coche y a pagar las costas del abogado. Mientras tanto el cliente podría seguir conduciendo el coche hasta que el juzgado dictase la sentencia contra el compraventa.

Max pensó en la siguiente frase que tenía memorizada y continuó diciendo:

- Mira Swindler, como ya sabes, el coche de Tiny ya ha tenido que pasar por el taller para que le cambiasen un par de cosas que estaban en muy mal estado y que impedían conducir el coche con un mínimo de seguridad. En menos de seis meses Tiny ya se ha gastado 1.250 Euros en reparaciones y todo porque le vendiste una porquería de coche así que cuando vengamos dentro de siete días no quiero que nos entregues un cheque por valor de 30.000 Euros, ahora quiero que cuando volvamos tengas preparado un cheque por valor de 31.250 Euros. ¿Te ha quedado claro?

En cuanto Swindler hizo la intención de contestar Max introdujo su mano derecha en la parte interior de su americana y sacó un grupo de hojas de papel dobladas verticalmente y las depositó encima de la mesa de Swindler. Inmediatamente Max continuó diciendo:

- Y otra cosa: Ahora tienes a un cliente realmente cabreado que soy yo. Si dentro de siete días no le entregas a mi hermano un cheque por valor de 31.250 Euros vas a tener a otros seis clientes cabreados contigo así que vete pensando donde vas a esconder tu cabeza.

Swindler sólo pudo observar el grupo de hojas durante un segundo porque Max volvió a la carga:

- También hay otra cosa que me cabrea muchísimo y es que la mitad de nuestra familia sabe que nos has estafado pero en cambio estoy seguro que tus familiares no saben que entre sus miembros hay alguien que se dedica a engañar y a robar miles de euros al prójimo en beneficio propio. Pues amigo, tan seguro como que mañana saldrá el sol que yo personalmente voy a poner remedio a eso y te lo advierto: La próxima vez que se te ocurra robar a alguien primero asegúrate de que no sea a nadie de mi familia porque entonces volveré a este local y me verás realmente enfurecido.

El cerebro de Swindler se había bloqueado. Su cuerpo estaba totalmente rígido. Cuando parecía que la conversación tocaba a su fin Max colocó sobre la mesa de Swindler su maletín de piel, lo abrió, sacó un tremendo bloc de folios impresos y con las dos manos lo dejó caer con fuerza encima de la mesa. Acto seguido le dijo a Swindler mirándolo a los ojos:

- Este sábado quería dedicarlo a repartir estos 506 folios por toda la ciudad empezando por colocar los primeros 500 en los parabrisas de todos los coches que estuviesen a menos de medio kilómetro de este local. Los otros 6 se los quería entregar en mano a 6 conductores muy especiales. El problema es que me ha surgido un compromiso para este sábado y no podré hacerlo, ¿Te importaría echarme una mano y hacerlo tú por mí?

Swindler hizo la intención de empezar a leer lo que ponía en el primero de los 506 folios cuando Max se giró y dijo en voz alta dirigiéndose a los cuatro hombres que hasta ese momento habían estado a su espalda:

- Venga, vayámonos de aquí que me estoy empezando a cabrear.

A sus dos hermanos y a los dos miembros del foro “ASI” les costó reaccionar ante esa petición de Max. Finalmente dieron media vuelta y empezaron a caminar hacia la salida. Cuando Max ya estaba a dos metros de la mesa se giró de nuevo para mirar a Swindler y le dijo:

- Casi me olvido. Si finalmente aceptas el trato y te devolvemos el coche la semana que viene ni se te ocurra volver a vendérselo a otra persona sin antes decirle que ese coche tiene realmente 200.000 kilómetros porque ten por seguro que dentro de cinco meses yo personalmente iré a trafico a que me digan el nombre y la dirección del nuevo propietario del coche y le haré una visita para enseñarle un video muy interesante. ¿Queda claro?

Swindler tampoco le contestó en esta ocasión. Se limitó a mirar a Max con cara de odio hasta que Max se dio la vuelta para dirigirse a la puerta de salida del local. Swindler por fin pudo volver a poner en funcionamiento su cerebro y se sentó en la silla para leer lo que ponía en el enorme bloc de folios que Max le había dejado sobre la mesa. Pocos segundos después Half cruzó la puerta de salida del local. Tras él le siguieron Greko, Zasman y Tiny. Cuando Max llegó a la puerta se giró hacia Swindler y gritó:

- ¡Swindler!

El compraventa se estremeció al oír que alguien gritaba su nombre y miró en dirección a la puerta. Con el dedo índice apuntándolo directamente a la cara Max le gritó:

- ¡Quizá un día descubras que tú y todos los de tu especie os habéis extinguido! ¡Siete días! ¡Ni uno más!

Swindler se volvió a quedar paralizado. Luego vio como Max salía del local y se reunía con los otros cuatro hombres para finalmente alejarse todos juntos calle abajo.

Swindler volvió a mirar hacia la mesa y cogió el primero de los folios del tremendo bloc de hojas. En la parte frontal estaba impreso lo que parecía un mensaje que Max Quake había puesto en un foro de Internet. El mensaje hablaba de la creación de una mini-novela sobre el tema de las estafas que se comenten en España al vender coches de importación con el cuentakilómetros trucado. Swindler dio la vuelta al folio y leyó lo que en grandes letras ponía:

Publicado

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¿Tu coche es de Importación?

¿Estás seguro que no te han estafado?

¡A mi hermano el compraventa que está en la calle Los Indeseables nº 123 le vendió un coche asegurándole que tenía menos de 70.000 kilómetros cuando en realidad hemos descubierto que tiene casi 200.000 kilómetros!

Si quieres saber si te han estafado te aconsejo que visites en Internet la página web que hay impresa al otro lado de esta hoja.

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Swindler miró el resto de folios y vio que todos eran idénticos al que tenía entre sus manos. En ese momento se aterrorizó pues si esos folios hubiesen acabado colocados en el parabrisas de los coches de su barrio, o peor aún, en el parabrisas de los coches de importación de toda su ciudad en vez de sobre su mesa hubiera sido el final inmediato de su carrera como compraventa de coches y con seguridad más de uno de sus antiguos clientes hubiera acabado viniendo al local a pedirle explicaciones. Swindler se sentía colérico y estremecido al mismo tiempo.

Cuando Swindler se hubo calmado cogió entre sus manos el pequeño grupo de hojas que Max también había dejado sobre su mesa. Empezó mirando la información que había en la primera hoja, luego en la segunda, en la tercera… Swindler reconoció los nombres que aparecían en esas hojas: ¡Eran los últimos seis clientes a los que él había vendido un coche de importación! Swindler estaba como loco, ¡A todos ellos les acababa de vender un coche con el cuentakilómetros trucado! Swindler se preguntaba cómo era posible que Max hubiera conseguido las matrículas, los nombres y los datos de contacto de todos esos clientes.

Swindler pasó de hoja y llegó a la séptima comprobando que era diferente a las anteriores. Dicha hoja contenía el Historial de Reparaciones completo del coche de Tiny impreso por un Concesionario Oficial Audi de la ciudad. Swindler estaba alucinando. ¿Cómo narices había conseguido Max que alguien le imprimiese ese Historial de Reparaciones si por norma la empresa Volkswagen Audi España SA negaba categóricamente y por escrito el tener acceso a esa información de los coches de importación y ninguno de sus concesionarios oficiales querían ni estaban autorizados a imprimirla y menos a entregarla a un cliente? Era increíble que tuviera delante de sus ojos el Historial de Reparaciones completo del coche que había vendido a Tiny hacía varios meses. ¡Con sólo esa hoja de papel Max ya podía denunciarlo por incumplimiento de contrato!

Cuando Swindler finalmente vio la última hoja comprobó que también era diferente al resto. En ella no aparecían nombres de clientes ni datos de vehículos, en esa última hoja sólo aparecían tres números de teléfono. Tres números de teléfono fijo que le sonaban mucho, ¡Eran los números de teléfono del domicilio de sus padres, del de su hermana y del de su cuñada! ¡¿Cómo puñetas había conseguido Max esos tres números de teléfono?! ¡Nadie en su familia sabía que él se dedicaba a estafar a sus clientes y si algún día se llegaban a enterar de las fechorías que realizaba en su local iba a ser un tremendo y absoluto drama familiar! ¡Max lo tenía cogido por los huevos!

Medio tembloroso dejó las hojas de papel sobre la mesa y volvió a coger uno de los 506 folios que Max le había dejado sobre la mesa y observó la dirección web donde se suponía que Max había puesto el mensaje sobre lo de la creación de una mini-novela. Swindler se giró hacia su ordenador de sobremesa, inició el Internet Explorer y tecleó la dirección web que ponía en el folio. Al cabo de cinco segundos apareció ante sus ojos el mismo mensaje que tenía impreso en el folio que sujetaba con la mano izquierda. Soltó el folio y durante veinte minutos estuvo leyendo todos los capítulos que Max Quake había puesto en un foro de Internet dedicado a los entusiastas de los vehículos de la marca Audi. Finalmente exclamó con un grito aterrador:

- ¡El hijo puta lo ha puesto todo en Internet! ¡TODO!

Con el pulso a mil por hora Swindler imploró que ocurriese un milagro para que acabase de inmediato esa tortura. Un milagro que le salvase de volverse loco. Y el milagro ocurrió. Hacía muchos meses que no se iba la luz en su local y fue justo cuando estaba a punto de estallarle la cabeza cuando de golpe se fue la luz en todo el barrio.

El local se quedó completamente a oscuras. Un silencio sepulcral se apoderó de toda la estancia. Swindler apenas se atrevía a respirar y mucho menos a moverse. Acto seguido empezó a temblar como una hoja a merced de un fuerte vendaval. Estuvo así varios minutos pensando en como parar lo que se le estaba viniendo encima. Finalmente, y ante tanta presión, se puso a llorar como un niño de corta edad.

A cuatro kilómetros de allí los cinco hombres ya habían llegado al otro lado de la ciudad. Los dos hermanos de Max y los dos participantes del foro “ASI” aún estaban alucinando de lo que Max había dicho a Swindler. Los cuatro seguían preguntando cosas a Max y éste las iba contestando hasta que finalmente Max les dijo:

- Amigos, estoy agotado. Si vosotros queréis podemos quedar este sábado para comer juntos en algún restaurante y con la cabeza más clara os explico lo que queráis, ¿De acuerdo?

Todos contestaron afirmativamente. Max cerró los ojos y mientras Half conducía pudo descansar un buen rato. Se lo tenía bien merecido.

Swindler se hallaba estirado boca arriba en la cama de su dormitorio. A su lado estaba su mujer que como siempre tenía la fea costumbre de roncar como un camionero cabreado mientras dormía. Ese hecho no era la razón por la cual a Swindler le estaba siendo imposible conciliar el sueño esa noche. Se giró hacia la mesita que tenía a un lado y observó la hora que mostraba el despertador: 03:17. Llevaba casi cuatro horas reflexionando sobre lo que había pasado esa misma tarde en su local. Hacía tres años que vendía coches de importación y nunca ningún cliente cabreado al descubrir el chanchullo del cuentakilómetros le había impedido dormir por la noche. Swindler era ateo y por tanto no creía en Dios y menos en el Demonio. Quizás era esa la razón por la cual estafaba a sus clientes tan ricamente: Se pasaba el séptimo mandamiento por el forro de las pelotas. Así era Swindler. No obstante, esa noche, y antes de conseguir finalmente conciliar el sueño, Swindler abrió los ojos, miró hacia el negro techo de su habitación y pronunció en voz baja, casi como un susurro, algo que le salió del alma: “Dios mío apiádate de mí”. Swindler por primera vez en su vida creyó en la existencia de Dios pues esa misma tarde en su local estaba convencido de haber conocido al mismísimo Lucifer en persona. Y Lucifer tenía apellido; un apellido que Swindler jamás olvidaría; un apellido de sólo cinco letras y cuya traducción del inglés daba a entender de lo que era capaz de provocar: QUAKE.

*** FIN DEL CAPITULO 7 **"

Publicado

LHQ. Capítulo 8. Sensación de poder

Max finalmente se rindió y entró con su magnífico BMW X3 de color negro al parking subterráneo de “El Corte Inglés” pues tras dar varias vueltas por los alrededores le fue imposible encontrar un lugar en la calle donde dejar su coche bien aparcado. Hacía tres meses que Max había comprado el X3 coincidiendo con la campaña publicitaria que BMW había ideado para el lanzamiento del nuevo modelo y donde Bruce Lee había hecho famosa la frase “Be water my friend”. Una vez hubo aparcado, salió del coche y se dirigió hacia el ascensor para subir hasta la última planta donde había acordado encontrase con su hermano Tiny a las once de la mañana de ese soleado sábado de finales de Enero.

Tiny estaba sentado frente a la barra de la cafetería leyendo una revista dedicada al automovilismo. Max se acercó por detrás y cuando estuvo muy cerca del cogote de su hermano le dijo:

- Es increíble, hace tres días que te han traído desde Alemania tu nuevo coche y ya estás pensando en cambiártelo.

Tiny dio un bote sobre la silla y se giró hacia su hermano para gritarle:

- ¡Max! ¡Casi me matas del susto!

Max no hizo ningún comentario y se limitó a sonreír a su hermano. Finalmente Tiny le dijo:

- Que va, espero que este coche me dure muchísimos años.

Max pidió un café con leche y una ensaimada pues estaba muerto de hambre. Los dos hermanos estuvieron conversando durante un rato hasta que finalmente Tiny retó a su hermano diciéndole:

- Bueno… ¿Lo quieres probar o te asustan tantos caballos bajo el pedal del gas?

Max hizo un guiño y le contestó:

- Sabes que desapruebo lo que has hecho y me preocupa que cada día vayas al volante de ese bólido… pero venga… vamos a probarlo.

Ambos bajaron hasta la planta baja y salieron a la calle para seguir caminando unos cien metros hasta donde Tiny había conseguido aparcar el coche. Ahí estaba, de un color rojo fuego desafiante. A esa hora de la mañana de un sábado cualquiera era casi imposible encontrar aparcamiento en la calle. No obstante, el coche de Tiny no sólo estaba aparcado en la calle… ¡No tenía ningún coche aparcado ni delante ni detrás! Parecía como si ningún conductor hubiera osado aparcar cerca de esa brutal máquina diseñada única y exclusivamente para hacer sentir una sensación indescriptible cada vez que uno de sus afortunados propietarios elevaba las revoluciones del motor por encima de las 5.000 vueltas por minuto. El nuevo coche de Tiny era un impresionante Audi S4 Avant 4.2 Quattro fabricado en Alemania a mediados del año 2004 y que en la actualidad tenía sólo 53.000 kilómetros, esto último obviamente completamente certificado.

Dos semanas atrás Tiny decidió buscar él mismo su próximo coche utilizando un portal de Internet dedicado a la venta de coches alemanes de segunda mano. Una vez localizó el que le interesaba, contrató a un compraventa de absoluta confianza y honradez demostrable para que se encargase de traerlo hasta España. Además, el coche que había elegido Tiny había pertenecido al jefe de taller de uno de los Concesionarios Oficiales Audi de la ciudad de Stuttgart y esa persona había asegurado y garantizado el excelente estado mecánico del coche. Los 31.250 Euros que Swindler había entregado a Tiny tres semanas atrás más otros 2.000 Euros que había conseguido ahorrar sirvieron para que Tiny comprase el coche de sus sueños con un motor diseñado por medio centenar de ingenieros Alemanes completamente chalados por la perfección y por las prestaciones en estado puro. Ese coche llevaba encerrados bajo el capó a 344 caballos realmente rabiosos cuando se les obligaba a “galopar” de verdad. Tiny sacó de su bolsillo las llaves del coche y se las entregó a Max diciéndole:

- Mucho ojito que a estas sensaciones no estás acostumbrado.

Tiny pasó por detrás del coche y entró por la puerta del acompañante. Cuando Max se disponía a abrir la puerta observó que en el limpiaparabrisas del coche alguien había colocado un folio doblado. Lo cogió y leyó lo que en él ponía. Acto seguido sonrió, lo volvió a doblar y finalmente entró en el coche. Una vez dentro le dijo a su hermano:

- Mira Tiny, alguien ha dejado esto en el parabrisas del coche.

Tiny cogió el folio y lo leyó. Enseguida abrió los ojos como platos y gritó:

- ¡Max! ¡Es la primera hoja del Blog que creaste hace dos semanas en Internet!

Max no le contestó hasta que arrancó el motor del coche y agarró con fuerza el volante, luego, y sin dejar de mirar al frente, sentenció diciendo:

- A esto lo llamo yo, DOBLE SENSACION DE PODER.

Minutos después el Audi S4 ya había salido de la ciudad y circulaba a 120 km/h por la autopista que se dirigía al norte. Al rato, Max detuvo el coche en el peaje de la autopista y pagó con su tarjeta de crédito. Fue justo al ir a poner primera cuando oyó como la radio del coche reproducía las primeras notas de una canción que hacía muchos meses que no escuchaba. Una canción compuesta por un grupo inglés 15 años atrás y que desde entonces se había convertido en su canción favorita. Una canción que Max siempre ponía a todo volumen cuando quería celebrar algo a lo grande. Enseguida comprendió que la máquina donde él y su hermano estaban metidos les estaba pidiendo marcha… muchísima marcha. Max se giró hacia Tiny y le preguntó:

- ¿Cuántos segundos dices que tarda este coche en pasar de 0 a 140?

- Menos de doce –contestó Tiny.

- Vamos a comprobarlo –dijo Max mientras engranaba la primera marcha.

Fue justo antes de subir el volumen de la radio hasta casi el máximo cuando Max miró al frente y pronunció una enigmática frase en lengua inglesa:

- Be intelligent my friend.

Tiny se sorprendió al oír como su hermano le hablaba en inglés y tuvo la intención de preguntarle qué narices había querido decir con esa frase; fue la brutal aceleración que Max infligió en ese momento al Audi S4 la que hizo que Tiny olvidase momentáneamente esa frase inglesa de sólo cuatro palabras.

Dos minutos después el coche ya circulaba a más de 200 km/h cuando pasó al lado de un radar camuflado colocado una hora antes por una patrulla de carretera. Los dos policías que estaban dentro del coche patrulla vieron pasar al Audi S4 y acto seguido miraron el marcador digital del radar para saber a qué velocidad habían “cazado” a ese coche convencidos de que la cifra que aparecería superaría los 200 km/h y por tanto supondría una fuerte multa y la retirada del carné para el conductor del coche. Sin embargo, ambos policías se quedaron boquiabiertos al ver que en el marcador digital del radar no aparecía la velocidad a la que el Audi S4 había pasado por su lado sino la palabra “ERROR”.

Esos dos policías nunca supieron la razón por la cual ese aparato electrónico mostró esa enigmática palabra en vez de un número de tres dígitos. Tal vez la providencia hizo que el radar fallase justo en el momento en que Max circulaba a más de 200 km/h. Tal vez el coche de Tiny llevaba incorporado un sofisticado y desconocido sistema electrónico anti-radar. Incluso tal vez, por primera vez en la historia y temiendo una descomunal venganza, ese radar de la policía se negó a fotografiar la matrícula de un misil de color rojo pilotado por un ser humano capaz de aniquilar a cualquier persona, grupo, empresa o aparato electrónico que osara causarle graves perjuicios a él o a cualquier miembro de su familia. La razón exacta de ese extraordinario “ERROR” nunca se sabría.

No fue hasta que el Audi S4 circulaba en sexta y las 40 válvulas gritaban enloquecidas de placer al verse obligadas a ‘saltar’ 6.600 veces por minuto sobre los 8 cilindros del motor, que Tiny por fin comprendió que su hermano no le había hablado en inglés a él sino a todos los lectores de esta novela pues Max sabía que en España habían miles de compraventas engañando y estafando diariamente a sus clientes pero también sabía que tal vez, dentro de poco tiempo, habría muchísima más gente honrada dispuesta a hacer algo para impedirlo de una vez por todas y para siempre jamás.

La canción favorita de Max duró poco más de tres minutos. Cuando la radio del coche cambió de canción Max empezó a frenar hasta que el Audi S4 volvió a circular a unos irrisorios 120 km/h. Fue en ese momento cuando Tiny por primera en su vida pronunció en voz baja, y sin que Max le oyese, esa frase en inglés de sólo cuatro palabras; una frase que marcaría profundamente a Tiny durante el resto de sus días.

No fue hasta sesenta años más tarde, hallándose Tiny en su lecho de muerte y antes de que sus ojos se cerrasen para no volverse a abrir, que Tiny pronunció por última vez y también en voz baja la misma frase en inglés que su hermano mayor había dicho momentos antes de hacerle vivir los tres mejores minutos de toda su vida:

- BE INTELLIGENT MY FIEND.

===== FIN =====

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vaya pedazo de historia... me gustaría saber qué pasó al final... uff, y yo tengo un amigo que trabaja en eso, y vamos, dice que tocan TODOS los marcadores. A eso le llaman "hacer un marcador". Y se excusa diciendo que le cambian todas las correas y con eso se apaña el asunto, "para que den los problemas justitos", que los gordos ya saldrán más adelante. Sin comentarios... ejem...

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I M P R E S I O N A N T E, si señor me ha molado mucho.

Felicidades Max, mis mas sinceras felicitaciones. con 2 cojones.

P.D. Quiero leer el desenlace de la historia, invita a Max a que se pase por aqui para que nos diga que inhibidor lleva en el S4, juas juas juas.

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